
CULIACÁN._ Un profundo silencio invade la explanada de la ETI 85, en ella cientos de alumnos de los tres grados esperan pacientes la llegada de Marco Antonio.
Caras largas llenas de lágrimas y tristeza se veían en cada rincón de este plantel educativo, los alumnos no están acostumbrados a esta clase de homenajes y antes de faltar al respeto prefieren guardar silencio y no decir ni una palabra.
En el espacio que corresponde al grupo de 3ro. E, se observa un grupo muy reducido de alumnos, en sus manos sostienen una rosa roja y aprietan los labios para no romper en llanto.
Se miran las caras, no saben qué hacer. Unas cuadras más abajo de la escuela sale una carroza de una de las calles, tras de ella decenas de alumnos, familiares y antiguos alumnos marchan camino a la última morada de Marco Antonio.
El sol quema la piel de los deudos y seca las lágrimas a medida que van cayendo por sus caras. Pero hay lágrimas imposibles de borrar pues el llanto y los sollozos que se escuchan entre la multitud que acompañan al coche fúnebre son continuos.
Marco es recibido en la cancha de la que por más de dos años fuera su segunda casa, en ese lugar vivió junto a sus dos grupos momentos inolvidables y hasta hace unos días realizó un exposición de altares.
Los maestros del plantel, confundidos por la muerte de uno de sus alumnos, toman el féretro y lo montan en el centro del lugar, por unos minutos se mantienen a sus costados y el silencio sigue presente.
Ulises, amigo y compañero del alumno muerto a balazos la mañana del lunes junto a su tío, pasa al frente para dedicar un breve mensaje de partida y conteniendo las lágrimas emite algunas palabras.
«Compañeros, estudiantes y familia, Marco a pesar de que fue poco el tiempo que estuviste con nosotros te ganaste nuestro cariño, al pensar en ti recordamos tu sonrisa y esa forma tan particular de ser que a todos nos agrado», señala.
«Siempre con cariño presumías con aquel orgullo a tu novia, y demostraste el amor que le tuviste, lamentablemente te nos fuiste sin despedirte y no te imaginas el dolor que nos causa, ahora la escuela se ve vacía en ese rincón donde siempre te encontrabas con tus amigos».
De manera espontánea, y sin previo aviso, la madre de Marco rompe en llanto, apoyada en el hombro de su marido, ambos lloran al escuchar las palabras de despedida para su hijo.
Su novia, con la que ayer hubiera cumplido una año de relación está ahí, observado todo, vestida con una blusa blanca con la frase de «Amo a Marco» sostiene unos globos y flores en honor a su «Gordito», quien se le adelantó en el camino.
Los gritos de desespero y los sollozos ahogados se empiezan hacer presentes a medida que el homenaje avanza, y hasta para los extraños es imposible contener las lágrimas.
Ethel Ruiz, maestra y tutora del grupo de Tercer Año al que Marco Antonio asistía, parece tener un semblante inquebrantable, pero al recordar lo carismático y «buena onda» que era se le quiebra la voz.
«Él tenia tres meses con nosotros, él era un niño muy amoroso, muy alegre, un niño muy emprendedor, es muy triste y lamentable que un joven de 14 años haya partido así; pensamos que si hubiera habido clases el lunes pues otra hubiera sido la historia», dijo aguantando las lágrimas.
La banda de guerra toca una última vez antes de despedir a su compañero, los tambores suenan fuerte para que Marco escuche en donde sea que esté y aunque el dolor sea más fuerte no dejan los tambores.
Durante el pase de lista del tercer año grupo ‘E’ sus amigos y compañeros de aula forman un circulo alrededor del féretro, buscan despedirse, decirle aquello que en vida nunca tuvieron oportunidad.
Su novia no puede acercarse y en un gesto de comprensión el padre del joven se acerca para consolarla y darle las gracias por los meses de alegría que trajo a su vida, ambos lloran.
Antes de retirar el cuerpo de Marco Antonio el Director de la escuela, Cosme Rodríguez Zamora hace entrega a los padres de la última boleta de calificaciones de su hijo, mostrando así que tienen mucho de que estar orgullosos antes de permitir que la tragedia empañe lo buen joven que él era antes de su partida.
‘Me queda un recuerdo grato de Marco’
El Director de la Escuela Secundaria Técnica Número 85 ubicada en la Colonia Barrancos, Cosme Rodríguez Zamora manifestó su tristeza y confusión ante el asesinato de Marco Antonio de 14 años.
El joven que el pasado lunes viajaba por uno de los fraccionamientos de esta colonia a la do de su tío fue asesinado después de una persecución.
«Nos inquieta el grado al que llega la violencia en Culiacán, quisiéramos una ciudad distinta; formamos parte de una sociedad tan convulsionada y tan violenta que vemos un ejemplo de lo que se da de manera norma aveces o regular y pues eso nos entristece porque un joven de 14 años con toda la vida por delante de pronto ya no esta entre nosotros y esto nos llena de pesar», lamenta.
De Marco, el Director recuerda a un joven que por más de seis ocasiones le rogó el cambio de turno con tal de estar cerca de su novia, al final después de varios intentos fallidos éste accedió y hacia apenas tres meses que había dio pasado a la mañana.
«Me queda un recuerdo grato, él era un muchacho inquieto, pudiéramos hasta decir travieso y parlanchín, muy noble, un joven que siempre trasmitió confianza, siempre trasmitió alegría», agrega.
Muestran apoyo a través de las redes sociales
A unos minutos de los sucedido los amigos y compañeros de Marco Antonio empezaron a inundar sus muros preguntando si lo leído o escuchado en la radio era cierto, y aunque en un principio esto les parecía imposible más tarde les confirmarían la tragedia.
El muro en Facebook de su novia empezó a recibir segundo tras segundo decenas de mensajes positivos, de ayuda y de apoyo y el pésame de amigos y familiares.
Las últimas publicaciones en la biografía del joven fueron preguntas relacionadas con su relación y fotos de la que sería su última fiesta al lado de la que de acuerdo a lo que se lee era el amor de su vida.
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