·         El Coordinador de Educación Superior en el Banco Mundial expuso ante directivos y funcionarios de la BUAP las tendencias y desafíos de la educación superior, como aportación para la conformación del PDI

·         “En la definición del futuro de la educación superior, la función responsable de universidades como la BUAP es asumir cómo generar mejores condiciones de vida para la población”, dijo.

De acuerdo con las prospectivas del Banco Mundial, delineadas hacia el 2025, los países en desarrollo como México representarán la mayoría de los espacios y aulas de la educación superior en el mundo, por lo que en éstos se definirá el perfil global de la educación superior, cuyo sistema deberá transitar de un modelo de élite a uno de acceso más flexible.
Ante este escenario, México tiene el gran desafío de la equidad social: porque si bien en los últimos doce años ha aumentado el número de estudiantes pobres que accede al nivel superior de la educación, aún son muy pocos los que logran ingresar.
Así lo señaló Francisco Marmolejo, Coordinador de Educación Superior en el Banco Mundial, al exponer ante directores de escuelas y facultades y funcionarios de la administración central de la BUAP las tendencias y desafíos de la educación superior en el mundo, en el Salón de Seminarios del Complejo Cultural Universitario, como parte de los trabajos para la conformación del Plan de Desarrollo Institucional (PDI) 2013-2017.

Tras elogiar el ejercicio de Consulta Universitaria que realiza la BUAP, “porque permite construir el futuro deseado”, y observar que esta Institución tiene interés en ser mejor y trascender el medio local, indicó que según las prospectivas del Banco Mundial, hacia el 2025 la demanda global de acceso a la educación superior se va a duplicar y el sector privado será un factor importante de crecimiento en este nivel.
Asimismo, habrá un perfil cada vez más diverso de estudiantes y la demanda de temas de aprendizaje va a cuestionar la oferta y el modelo tradicionales de la educación superior, por lo que se prevé un crecimiento sustancial en el número y tipo de instituciones de educación superior y un impacto en los rubros de acceso, costo, precio y calidad.
Al exponer el panorama global de la educación superior, Marmolejo refirió que en los próximos años más estudiantes estarán aprendiendo desde casa, en tiempo parcial o en el extranjero –modelo formativo no tradicional-, mientras que el mercado laboral reconocerá más el aprendizaje por competencias y cada vez menos por título obtenido. Ello, dijo, requerirá de una rápida innovación pedagógica.

Frente a esta nueva dinámica globalizadora, advirtió que habrá un reto importante en torno a la gestión de las instituciones de educación superior, así como en la medición de la calidad y el papel de los gobiernos.
Tras asentar que en la nueva realidad la educación superior es cada vez más importante para compartir el bienestar y la riqueza en el mundo, informó que de acuerdo al análisis que cada dos años realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), “vivimos una nueva dinámica globalizadora, con nuevos actores, creciente flujo de bienes y servicios, tensiones, cuestionamiento del papel de los gobiernos, nuevos retos sociales, cambiante mundo del empleo, transformación de la niñez y la familia, y tecnologías de la información y comunicación que han cambiado la manera como interactuamos y socializamos.

Todo ello tiene un impacto en la educación, agregó, por lo que deben romperse esquemas y paradigmas.
Además de la equidad social en la educación superior, que se presenta como el mayor desafío para el país, señaló como problemas a superar la insuficiencia de inversión en investigación, información inadecuada e incompleta para la toma de decisiones en política educativa y la falta de conocimiento sobre el mercado laboral que impide compartir con los estudiantes información confiable sobre empleo y habilidades requeridas.
Otros cuestionamientos clave, citó, son replantear el propósito de la educación superior: ¿es sólo para emplearse o para formar ciudadanos?, y ¿qué condiciones deben generarse para que esta generación y la que viene estén bien?
“En la definición del futuro de la educación superior, la función responsable de universidades como la BUAP es asumir cómo generar mejores condiciones de vida para la población”, sostuvo Francisco Marmolejo al tiempo de enlistar cinco desafíos en este camino: ¿universidad para quién?, México debe brindar más acceso a la educación superior, sobre todo a los más pobres que siguen siendo muy pocos los que ingresan; y retención en la educación superior ante la alta deserción escolar.
Además, universidad, ¿para qué?, cuál es el papel de las instituciones de educación superior como ciudadanos corporativos de sus propias comunidades y cómo contribuyen al desarrollo integral de la región; con qué herramientas forma a sus estudiantes, pues de cada 100 que estudian en el extranjero, México sólo envía a 0.5 por ciento; y, universidad, ¿cómo?, es decir las universidades deben propiciar el cambio en su interior.