El caso es tan ridículo que pone duda la capacidad de las autoridades para desempeñar sus labores de buena forma.

La falta de homologación penal dentro de la República Mexicana permite la existencia de supuestos delitos absurdos y hasta contradicciones jurídicas que los congresos locales pasan por alto, dejando en ridículo nacional a demarcaciones enteras y cuestionando la capacidad de los tres poderes para actuar con lógica frente a las “complicaciones” de la vida diaria.

Y es que el pasado lunes 6 enero, la Defensoría de los Derechos Humanos (DDH) de Querétaro dio a conocer que atrajo el caso un niño de cuatro años de edad, quien fue atropellado por una camioneta Mazda CX-9 mientras circulaba a bordo de un triciclo y posteriormente fue acusado de originar el percance por “no ceder el paso a la mujer que conducía la unidad”.

Los hechos ocurrieron el 29 de julio de 2013 al interior de la privada particular “El Suspiro”, por lo que un proceso donde las irregularidades salieron airosas, la fiscalía local inició una averiguación “sin que en ella se dictara ninguna medida de protección para el infante”, por lo que un perito impuso al menor “la obligación de ceder el paso a una camioneta”, y el Ministerio Público remitió el caso a una Agencia Especializada en Justicia para Adolescentes para posteriormente obligar al niño a “reconstruir los hechos”.

En ese sentido, el Ombudsman estatal, Miguel Nava Alvarado, detalló que el “perito responsable emitió un dictamen que carece de legalidad por ser contrario al derecho de protección del agraviado, al pretender imponer al menor de cuatro años la obligación de ceder el paso a una camioneta que circulaba dentro del condominio”.

Asimismo, Nava Alvarado señaló directamente como culpables de esta negligencia a las agentes ministeriales María del Carmen Morales Ortiz y Aurora Alcaya Ibarra, así como el perito Isaías Moreno López, quienes determinaron que el triciclo utilizado por el menor era ni más ni menos que un “vehículo biturbo sin placas”, (léase, un automóvil equipado con dos turbocargadores al más puro estilo de un Lamborghini).

“Al pretender imponer a un menor de cuatro años la obligación de ceder el paso a una camioneta que circulaba dentro del condominio, el MP, especializado en hechos de tránsito, se basó únicamente en ese peritaje para emitir su resolución, omitiendo los testimonios de vecinos e indicios del lugar haciendo uso de ‘la razón’. El menor jugaba con una bicicleta infantil que no era un vehículo regulado por la Ley de Tránsito. Era solo un juguete”, denunció el Ombudsman queretano en entrevista, donde mencionó que tampoco debe permitirse a un menor de edad reconstruir un hecho traumático en el que pudo perder su vida.

En 2001, Cathy McGowan, de 26 años, ganó un concurso en un programa de radio por contestar correctamente a una pregunta. Demandó a la emisora porque el premio era un Renault Clio pero, cuando fue a recogerlo, le entregaron un coche de juguete.

En 2004, Timothy Dumouchel, de Wisconsin (Estados Unidos), demandó a una compañía televisiva por haber hecho engordar a su esposa y transformar a sus hijos en unos “vagos”, tal y como él mismo descrbió. “Creo que la razón por la que fumo y bebo a diario y por la que mi mujer sufre sobrepeso es porque vemos la televisión a diario desde hace cuatro años”.

Frank D’Alessandro, un funcionario judicial de Nueva York, demandó a la ciudad por las heridas que sufrió tras estallar el baño en el que estaba sentado.

En 2005, una mujer brasileña demandó a su compañero sentimental porque no conseguía que ella llegara al orgasmo. La mujer, de 31 años, aseguró que su pareja, de 38, terminaba habitualmente las relaciones sexuales sin que ella hubiera logrado el orgasmo.

El Tribunal de Apelación de Massachusetts (Estados Unidos) tuvo que decidir cuándo es peligrosa una técnica sexual. Una pareja, que llevaba varios años de relación, practicaba el coito cuando ella, de manera repentina, hizo una brusca maniobra que le fracturó el pene al hombre, que la demandó y requirió cirugía.

Marina Bai, una astróloga rusa, demandó a la NASA por “interrumpir el equilibro del universo”. Reclamó que la sonda espacial Deep Impact, que debía impactar con un cometa a finales de ese año para recoger el material que resultara de la explosión con fines científicos, era un “acto terrorista”.

En 2006, un joven de Shangai, tuvo problemas con la ley del país asiático tras poner su alma a la venta en internet.

En 2007, un padre de Zhengzhou (China), no pudo llamar a su hijo “@” porque, según las leyes chinas, todos los nombres deben poder ser traducidos al mandarín.

Un tribunal de la India tuvo que decidir si un condón vibrador es un anticonceptivo o un juguete sexual.