Jorge Márquez vivió en su infancia cerca del Zócalo de la Ciudad de México. Allí vio, desde la azotea de su casa, un 15 de septiembre, los primeros juegos artificiales de su vida. Allí, muchos años después, dirigió el espectáculo de pirotecnia más grande en la historia de este País, los festejos del Bicentenario, con casi cuatro toneladas de pólvora preñando el cielo mexicano.
En el Estadio Teodoro Mariscal, Jorge Márquez toma un breve descanso. Ya tiene casi todo listo para la Ceremonia de Coronación de los Juegos Florales del Carnaval Internacional Mazatlán 2014, y este viernes estará desde muy temprano entre las piedras y la arena de Olas Altas detectando los puntos estratégicos para el Combate Naval, este sábado 1 de marzo a las 22:30 horas.
Con este son ya 15 años de participación en la fiesta más grande del puerto con un espectáculo que, afirma, tiene las dimensiones y nivel de planeación de una competencia internacional de pirotecnia: 35 personas a cargo de la producción, 15 puntos de disparo, incluyendo los dos barcos de la Armada de México para un show de entre 25 y 30m minutos, más de seis mil detonaciones, 4 mil para el combate naval; 4 mil metro de cable de interconexiones, un arsenal de pólvora y bases minerales para colorear los fuegos, todo fabricado por su compañía Lux Pirotecnia, con una variedad de materiales, efectos especiales y el creciente uso de la tecnología para mantener la comunicación en sincronía.
Pero al margen de un show monumental, a Jorge le importa su trabajo como artista, el producir una gama de emociones en la gente, después de todo, así nació en él el gusto por los ritmos, la luz, las formas, el color y los sonidos.
Jorge Márquez no proviene de una familia en donde la pirotecnia se cultivara por generaciones, es más, sus padres ni siquiera lo dejaban jugar con cohetes. Fue en su adolescencia, al ayudarle al papá de un amigo que tenía un negocio de juegos artificiales, y en especial a los 21 años, después de ver un video en formato betamax de un espectáculo musicalizado con pirotecnia en Australia, cuando empezó a interesarse en un camino único.
“Mi amigo era DJ y pensamos que estaría bien aventarnos una loquera de esas, hacer algo así en uno de los espectáculos que hacía su papá y él dijo que estaba bien, que no tenía nada que perder; al final, la reacción de la gente fue de ¡wuau!, y empezamos a ver que sí se podía hacer algo diferente, ese momento fue cuando dije me voy a dedicar a esto”, afirma Márquez quien con el tiempo encontró dirección y orden de la mano del maestro cuetero Encarnación Peña, quien le enseñó que este oficio riesgoso es como montar en bicicleta: todo sale bien si no se le pierde el respeto.
Al haber iluminado cielos en varios continentes, Jorge reconoce que las tradiciones pirotécnicas más fuertes del mundo son las de China, Japón, Italia y España, y también, que la gente de todo el mundo se enciende de formas únicas.
“Las culturas son muy variadas, hay públicos que reaccionan mucho más entusiasmados que otros, los españoles son muy apasionados, tenemos culturas muy similares; los suecos, los belgas tienen una forma muy diferente de reaccionar; los estadounidenses lo viven de otra manera, los canadienses son los más educados en cuanto a las técnicas, saben mucho más de pirotecnia, son quienes empezaron con los grandes festivales y competencias con música y siguen siendo la pauta”, dice Márquez, quien ha sido invitado por el nivel de su trabajo, a los mejores festivales de fuegos artificiales en el orbe. El combate naval, un reto constante “El Combate Naval es cada vez es un reto más grande, tienes que pensar en todo, que tengas la atención del público en todo momento, que no les parezca ni rápido ni lento. Después de 15 shows aquí te puedo decir que he hecho prácticamente de todo, de lo que sé, de lo que visto, de lo que he aprendido en otros lados, pero siempre llego al Combate Naval y digo ‘ahora sí, este va a ser completamente diferente’ y después ya no sé qué voy a hacer para el próximo año, o para un show similar”.
Márquez conoce bien al público mazatleco, y sabe que ellos también lo conocen: que hay pausas durante el espectáculo, que hay transiciones en las que el cielo se oscurece y después se hincha en una lluvia de fuego, con silencios que luego se rompen en los chillidos rojos, morados, azules, verdes de las luces. Para este año, la naturaleza se ha puesto de su lado, y el experto en pirotecnia afirma que tiene varias “cerecitas” para los mazatlecos. “Vamos a extender el área que normalmente cubrimos en Olas Altas, el mar y playa nos están ayudando bastante, creo que nunca en mi vida había visto una playa tan generosa para montar juegos artificiales como este año y la vamos a aprovechar. Siempre venimos planeando un espectáculo no tan extenso, porque sabemos que aquí dependemos de las condiciones del clima, pero esta vez pensamos en algo más ambicioso y afortunadamente coincidió, entonces, realmente quiero ver ese show, es decir, yo lo quiero ver, y eso es padre”.
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