Homónimo del santo al que se rinde culto, el Rancho San Antonio, propiedad de la familia Zamora Gracia, es un lugar lleno de tradición y religiosidad: ostenta una capilla ornamentada con valiosos e históricos retablos y su fachada es un ejemplo clásico de la arquitectura decimonónica.

Allí, como cada año, se reúnen vecinos de la comunidad de Acopinalco del Peñón y asisten familiares y amigos a la misa y banquete que se ofrecen abierta y generosamente a todos los visitantes.

Enmarcado por un bellísimo y natural paisaje, el rancho San Antonio es testigo de las veneraciones que el pueblo brinda a su santo patrón. Es el 13 de junio y a lo largo del día los visitantes van y vienen cargados de algarabía y fiesta.

Antaño un espacio agrícola y productor de ganado de diversas especies, actualmente se ostenta como de uno de los atractivos turísticos de la región gracias a su estratégica ubicación geográfica y generosa hospitalidad.

Ataviados con trajes típicos de la región, una caravana de niños y jóvenes se dispone a danzar en el frontispicio de la capilla; al interior del rancho, los comensales disfrutan una exquisita comida y escuchan música de corrido y mariachi.

Así, a lo largo del día se van desarrollando actividades tales como misas, peregrinaciones, bailes, etc.

El pulque, bebida fundamental en los festejos de la sociedad tlaxquense, fue curado especialmente por uno de los anfitriones: el diputado local Roberto Zamora Gracia, cuyos invitados, entre personalidades del ámbito político, periodístico e intelectual del municipio y el estado, estrecharon alegremente sus copas en honor al festejo.